Justo cuando
estamos en el mes de la conmemoración del natalicio de uno de los hombres mas
grandes que ha parido la historia de América Latina y universal, no solo por lo
que pudo llegar a decir sino por lo que demostró con su ejemplo vivo, sus
acciones y entrega total, incluso dando su propia vida por los demás; y después
de haber leído algunas cosas sobre él y observado algunos documentales, no
podía dejar pasar la oportunidad sin dedicar unas líneas que he considerado
obligado (en el buen sentido de la palabra) escribir, pues he llegado a la
conclusión de que sencillamente después de Cristo Jesús y Simón Bolívar, pocos
hombres como “El Ché”.
Porque hablar
del Ché es hablar de caballerosidad, de bondad, de compañero fiel, de lealtad,
de ciencia; hablar del Ché es hablar de poesía, de filosofía, de economía, de
desprendimiento por lo material, de sacrificio, entrega y lucha por la causa
social. Hablar del Ché es hablar de justicia, de paz, de aventura, de viajes,
de psicología, de pedagogía.
Hablar del Ché
es hablar de arte, de trabajo, de ejemplo, de oratoria pero también de praxis,
es hablar del hombre, es hablar de patria; hablar del Ché es hablar de
internacionalismo, es hablar de pueblo y hasta de cristianismo, es hablar de
voluntarismo, es hablar de respeto, es hablar de humildad, es hablar de
juventud, también es hablar de camaradería. Hablar del Ché es hablar de
liderazgo, es hablar de fuerza, es hablar de galantería, es hablar de
dedicación por ideales, hablar del Ché es hablar de nobleza, de grandeza.
Hablar del Ché
es hablar de honor, es hablar de valentía, es hablar de integridad, es hablar
de amor, es hablar de medicina, es hablar de fraternidad, es hablar de
política; pero también hablar del Ché es hablar de inteligencia, de verdad, es
hablar de retos, es hablar de que nada es imposible porque no había nada que el
Ché dijera que no se podía hacer, es hablar de que los sueños se hacen
realidad, es hablar de palabra viva, es hablar de armas, es hablar de guerra de
guerrillas.
En otras
palabras hablar del Ché es hablar de movilización popular, es hablar de
agilidad, es hablar de pensamiento, es hablar de letra hecha arte, es hablar de
inmortalidad; es hablar del obrero, del minero, del pescador, del negro, del
campesino, del pobre, del indígena, porque en cada uno de ellos había enmarcada
una acción social de él. Hablar del Ché es hablar del hombre nuevo, es hablar
de socialismo, de comunismo, de progreso, de izquierda, es hablar de cultura.
Finalmente, solo
me resta decir que no sabía cuánto valor había dejado pasar y cuanta riqueza de
conciencia había dejado perder por obviar dedicar unas cuantas horas al estudio
de Ernesto Guevara de La Serna “El Ché Guevara”, pero nunca es tarde cuando la
dicha llega y mi dicha llegó. Espero poder contribuir a que muchos de ustedes
mis queridos lectores y queridas lectoras puedan desde hoy empezar a estudiar
también a este ser maravilloso y al legado que nos dejó para que podamos crecer
como hombres y mujeres nuevos, como hombres y mujeres de amor, como hombres y
mujeres de patria.
El Ché, así como
nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez, nació para nunca morir, para siempre
estar en nuestros corazones y en nuestros pensamientos, pero mucho más en
nuestras acciones. No se redunda cuando se le menciona tanto, sino al
contrario, se honra su nombre y su legado porque: HABLAR DEL CHÉ ES HABLAR DE
REVOLUCIÓN.
Sigamos el
ejemplo del Ché. Patria o muerte!! Viva El Ché carajo!
HASTA LA VITÓRIA SIEMPRE.
ResponderEliminarVIVA CHE GUEVARA.